LA IMPORTANCIA DE TOMAR NOTA- Karina Bermúdez


Desde la perspectiva de una historia de la subjetividad, pensamos que los pensamientos configuran un modo de pensar. Lo otro sería información o saber. Pero el pensamiento se define por su capacidad de generar otros pensamientos.
El pensamiento no se queda quieto. El saber puede acumularse, pero el pensamiento es una actividad”.
El aula sigue estando regida por la presencia del texto escrito, con suerte los libros, y la exposición oral del docente.
Las estrategias de los chicos para vincularse con ellos determinan no sólo la posibilidad de dar cuenta de sus contenidos en las distintas instancias de evaluación sino, y sobre todo, la riqueza de la experiencia de ser alumno.
Algunas escuelas han incorporado la discusión sobre estas estrategias, llamando de manera genérica a este trabajo “Técnicas de estudio” o “Metodología de estudio” (por lo general a partir de sexto grado). En este marco los docentes Abren la discusión sobre cuestiones tanto de organización del tiempo y de los materiales como de comprensión de la lectura, y estrategias para poder tomar notas en el momento de la exposición oral y utilizarlas más tarde para estudiar. Sin embargo, desde los chicos, la utilización y apropiación de cualquiera de estas herramientas surge cuando aparece la necesidad, por ejemplo cuando se encuentran sin elementos para comprender un texto. Por eso creo que el marco privilegiado para trabajar con ellos las distintas estrategias que les faciliten el estudio es el de las mismas materias cuyos contenidos deben estudiar, o en diálogo con las necesidades que ellas plantean en el día a día de sus clases.

¿Cómo enseñar a nuestros alumnos a ser estudiantes?, ¿cómo enseñar todas esas prácticas que hacen al oficio de estudiar: tomar apuntes de una clase, anotar o registrar lo más importante durante la lectura de un texto? Lejos de brindar recetas, Karina Bermúdez comparte a través de esta nota algunas ideas, estrategias y reflexiones que fue recogiendo de su propia experiencia como docente.

Más aún, no existe “una” técnica de estudio, una “receta” aplicable a todos en todos los casos. Los sentidos que puede abrir una clase dada por un docente sobre cualquier tema, o la lectura de un texto son tantos como personas escuchando o lectores existan. Por lo tanto las maneras de anotarlo, de revisarlo, de apropiárselo también son inagotables.
Sí existen pautas, caminos recorridos varias veces que pueden ayudar a que cada uno organice su propio abanico de estrategias a las cuales recurrir. El camino para lograrlo es, desde nuestro punto de vista, el de la demostración. Insistir, repetir el mismo procedimiento una y otra vez hasta que no puedan leer si no es con una hoja y un lápiz en la mano. Por último, creemos que desde las “herramientas” de estudio, la manera en la que se trabaja con los materiales, tanto escritos como orales, hace la diferencia entre “acumular saber”(en el mejor de los casos) o “pensar” a partir de los mismos.

Por eso la importancia de detenerse y tomar notas.

TOMAR NOTAS COMO UN MOMENTO DE LA LECTURA


“…leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual el primero intenta satisfacer [obtener una información pertinente para] los objetivos que guían su lectura.
Esta afirmación tiene varias consecuencias. Implica, en primer lugar, la presencia de un lector activo que procesa y examina el texto. Implica, además, que siempre debe existir un objetivo que guíe la lectura, o dicho de otra forma, que siempre leemos para algo, para alcanzar alguna finalidad”

2 Cada vez que un chico se presenta ante mí con la pregunta “¿cómo estudio?”, lo primero que le pido es que despliegue sobre la mesa todos sus libros, carpetas y calendarios de la escuela. Ese es el material a partir del cual trabajamos.
La indicación, detenerse en cada punto y aparte, pensar en lo que se leyó y anotar en el margen con palabras propias, lo que se considera relevante. Ese momento, en el que el lector se detiene sobre lo leído, es muy importante. Reescribirlo le permite ponerlo en juego con sus ideas previas.

El “ANTES, DURANTE y DESPUÉS de la lectura” no necesita presentación.
Nosotros nos ubicaremos en el “durante” la lectura porque es cuando la interacción con el texto se torna
más “activa” con la “toma de notas”. El análisis previo del paratexto y el conocimiento de la estructura
del texto, más una primera lectura rápida y general les dan una idea de cuál es el tema tratado. Uno de los retos más interesantes es mostrar que eso no es “la” lectura, sino uno de los momentos de la misma. El paso siguiente, volver sobre las mismas frases, párrafo por párrafo. La indicación, detenerse en cada punto y aparte, pensar en lo que se leyó y anotar en el margen con palabras propias, lo que se considera relevante. Ese momento, en el que el lector se detiene sobre lo leído, es muy importante. Reescribirlo le permite ponerlo en juego con sus ideas previas. Creemos que al recién iniciado es preferible incentivarlo a la reescritura antes que al subrayado. Esto último lo hace como un gesto más de su velocidad, sin detenerse, sin pensar. Mientras que leer activamente es interactuar con el texto, no sobrevolarlo.
Para esto no existen reglas estrictas, sólo un par de indicaciones.
Las anotaciones del margen deben resumir el párrafo, esforzándose por encontrar conceptos generales evitando las descripciones. Es preferible que se hagan en los lugares vacíos del libro, en primer término porque es el espacio el que pone en evidencia el diálogo entre lo leído y lo producido, y en segundo lugar porque hacerlo en hojas aparte implica la necesidad de un orden que es el resultado y no el punto de partida de aprender a estudiar.
En algún momento del trabajo puede aparecer el problema de cómo se resume una descripción, ya sea porque todo el texto es descriptivo, ya sea porque algún párrafo lo es. En este caso el esfuerzo debe estar puesto en encontrar un concepto clave, y una pequeña descripción de por qué es importante.
Al finalizar la sección del libro que se está trabajando, la relectura de lo que se anotó permite volver sobre la estructura del texto y pensar cuál es la mejor manera de sintetizarlo. En este punto dos son las variables a tener en cuenta. Primero, el tipo de texto con el que estamos trabajando – narrativo, descriptivo, expositivo explicativo, argumentativo. Luego, el objetivo que guía la lectura. En líneas generales puede recurrirse a:

• un resumen que de cuenta de lo narrado o que explicite la relación entre las distintas partes de la argumentación ya trabajadas en la lectura;
• un diagrama de árbol o un cuadro sinóptico, los cuales facilitan retomar el tema y los subtemas resaltados por el autor en su argumentación y dejar en manos del lector hasta dónde profundizar los detalles de las distintas ramas que se van abriendo;
• un mapa conceptual o diagrama radial, que permiten buscar los conceptos más importantes de la explicación y resaltar la relación entre ellos;
• la numeración por ítems para determinados textos descriptivos en los cuales lo que se busca facilitar es la memorización de características, con algunas aclaraciones.

LA TOMA DE NOTAS EN UNA CLASE EXPOSITIVA

Otro momento en el que el registro de información en notas es importante es el de las clases expositivas en las que se desarrolla un tema o se discute la información sobre material que previamente trabajaron en forma individual. Su papel es evidente en el momento de sentarse a estudiar.
Aprender a registrar lo más importante mientras se está escuchando es un ejercicio que necesita mucho ensayo y al cual se le da poca importancia: el hecho de tomar notas permite pensar sobre lo que se escucha y preguntar sobre aquello que no se entiende en el momento de la clase. La forma que tomen estas anotaciones dependerá de cada uno de los que escucha.
Sin embargo, algunas prácticas dentro del aula pueden incentivar este trabajo de los alumnos:
• Prever una bibliografía para que lean antes de iniciar el trabajo de un tema. En este caso dar espacio durante la explicación para las dudas o preguntas que la lectura pudiera haber provocado;
• Indicar la organización de la clase antes de empezar la exposición, por ejemplo anotando el índice en el pizarrón (al modo de la prelectura de un texto);
• Realizar en el pizarrón cuadros que sinteticen aspectos que sea interesante resaltar, o esquemas y gráficos
que luego sea importante revisar en el momento de estudiar (por ejemplo para los temas de biología);
• Promover la discusión sobre el tema de la clase a partir de la comparación de notas entre los compañeros.
Como en el caso de las notas tomadas en la lectura, aprender a tomar “apuntes” de clase sólo se logra en el largo plazo, y con la metódica insistencia del docente que las transforma en necesarias a partir del trabajo que propone en la clase, y de la importancia que éste le otorgue a la elaboración y el trabajo en grupo.
Aprender a registrar lo más importante mientras se está escuchando es un ejercicio que necesita mucho ensayo y al cual se le da poca importancia: el hecho de tomar notas permite pensar sobre lo que se escucha y preguntar sobre aquello que no se entiende en el momento de la clase.

Conclusiones
Hemos intentado sistematizar, para su exposición, algunos elementos que la experiencia nos ha demostrado como importantes. Pero la forma en que “tomar notas” se enseñe es tan variada y personal como la práctica misma.
A modo de conclusión, dos certezas. La primera es que la práctica, anotar lo que se está leyendo, detiene el fluir y facilita la experiencia de la lectura. Pensar. La segunda, que sólo la repetición de esta forma de leer, compartida entre alumnos y con el docente dentro del aula, permite que esta sea una experiencia, una huella duradera.

* Karina Bermúdez
Profesora de Historia (UBA) y especialista en el área de Metodología de Estudio.
Actualmente se desempeña como Docente y Coordinadora del área de Historia y Metodología de Estudio en el Instituto Cursiva. Se dedica a la formación
y coordinación de docentes en estas áreas.

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